lunes, 2 de mayo de 2011

Giampietri y Mantilla dirigieron matanza

Rolando Echarry sobreviviente
·         La verdad oculta sobre el caso Frontón
Mantilla estuvo apostado en el tanque de agua
     
     Por: Marilú Gambini L.
Mucho se habla sobre la matanza de El Frontón y de un tiempo a esta parte se ha politizado al extremo que casi todas las gestiones gubernamentales creen tener el derecho de juzgar de tal manera, sin tener pleno conocimiento de los hechos o de haber escuchado los testimonios de quienes fueron agentes participes en estos, sean de los victimarios o de las victimas.
Se dan sentimientos encontrados sobre la comparación de “matanzas” calificadas como acciones denigrantes, unos cometidos por miembros de la nuestra gloriosa Marina de Guerra apoyados por la Guardia Republicana, dando muerte a mansalva a presos hacinados en un rincón del penal; mientras que de otro lado, asesinatos de indefensos ciudadanos y hasta niños en manos de terroristas ¿Cuál de estos son los derechos humanos que se debe defender?
Es acaso “noble” la política en nuestro país, que se ampara bajo el mero argumento de una “democracia” y que en base a ello se pretenda convenientemente acusar y sentenciar por un lado, y defender y absolver por otro, a quienes nos conlleven a conseguir fines y objetivos acorde a nuestros intereses particulares. Luis Giampietri Rojas, quien “dirigió” la masacre ejecutada por miembros de la Marina y el hombre fuerte del PAP Agustín Mantilla Campos, que presenció la matanza desde su mirador particular, el tanque de agua del penal; actores de la matanza de El Frontón, son una muestra de ello.
Esta situación de complicidad convenida, nos trae a la memoria parte del discurso presidencial de Alan García el 28 de julio de 1985, cuando asumió la presidencia dando inicio a su primera gestión; (ojo con esto)
La ley, será aplicada con severidad, para quienes violen los derechos humanos mediante la muerte, las ejecuciones extrajudiciales, la tortura y por abuso de su función, pues para luchar contra la barbarie, no es preciso caer en la barbarie”. Sin embargo cayeron en su propio salvajismo.

UN POCO DE HISTORIA

15 días después, de este histórico discurso, 14 de agosto, ocurría la matanza de Accomarca, con 69 originarios que murieron bajo las acciones del plan operativo Huanccayoc; el 4 de octubre de 1985, la matanza de Lurigancho, con 35 presos calcinados y 34 heridos, un año después, el 18 de junio de 1986 para ser exactos, sucede la masacre en la isla El Frontón, lugar desde donde el hoy presidente Alan García, sostenía enfático, “aquí caben dos posibilidades, o se van ellos (autores de la masacre) o me voy yo”, al final ni lo uno ni lo otro. Tres años después, 14 de mayo de 1988, una patrulla de 180 soldados daban muerte a mas de 120 campesinos que regresaban de sus sembríos; cinco de ellos fueron acribillados en la Iglesia del pueblo mientras que los demás entre niños y mujeres torturados y destrozados con sus propias herramientas, picotas, hachas, machetes y hasta palas.
Hoy los cabecillas de estas masacres, gozan no solo de impunidad, sino también fueron premiados por su aporte y cumplimiento de su deber en la loable lucha contra la subversión. Luis Giampietri, responsable de la matanza de El Frontón, Vicepresidente del Perú; Telmo Hurtado, asesino de campesinos (no terroristas) quien dijo que mató, para que los diputados sigan confortablemente sentados en sus sillones, fue agregado militar en Estados Unidos, su cómplice José Williams Zapata, fue nombrado por Alan García en este su segundo gobierno, representante del Perú ante la Junta Interamericana de Defensa en EEUU a pesar de tener un impedimento de salida por los hechos acontecidos en 1985.
Con la entrevista en exclusiva que nos concedió desde la clandestinidad Rolando Echarry Pareja, sobreviviente de la masacre, no pretendemos justificar los crímenes perpetrados por el Partido Comunista del Perú en zonas de emergencia, sino poner en el tapete lo que hoy se pretende acallar y ocultar, asesinatos extrajudiciales. La falta de lineamientos propios en su política contrasubversiva y el no contar con cuadros especializados en temas de seguridad que propongan alternativas de solución, conllevaron a la debacle que culminó en esas matanzas. A ello agreguémosle las diferencias entre el partido gobernante con las fuerzas armadas, inconvenientes que venían de años anteriores y que se acrecentó con las fuertes críticas de los apristas a la labor militar en las zonas de emergencia desde 1983, asperezas que intentaron limar cuando llegaron a ser gobierno y que para ser precisos, lo lograron, pero les costo muchísimo.

EL RELATO DEL SOBREVIVIENTE
Rolando, de 46 años, estudiante de arqueología, actualmente en el exilio, narró su verdad, no sabemos los sentimientos encontrados que tiene por su vida política e ideológica; sin embargo, podemos notar en su resquebrajada voz la desolación existente y después de una breve plática a modo de introducción, no espera la pregunta y empieza su relato…
“el 2 de diciembre de 1981 fui intervenido en mi domicilio por la Policía Técnica, lo que anteriormente se llamaba PIP, acusado de ser miembro de Sendero Luminoso por lo tanto terrorista y fui llevado a sus instalaciones donde me tuvieron detenido quince días, durante ese tiempo, me golpeaban en la nuca y en la boca del estómago obligándome a aceptar todo tipo de culpabilidad en el accionar sedicioso  y mencionando apelativos de sujetos desconocidos para mí, ante mi negativa me pasaban electricidad por mis genitales. Después me llevaron al penal de Qenqoro, donde me torturaron durante los meses que me mantuvieron ahí hasta ser trasladado al penal de El Frontón, en la que pase cuatro años encerrado hasta que paso lo que paso con la Marina” cuando me acuerdo siento punzadas en mis piernas torturadas.
INV.- Específicamente fue detenido por terrorismo; hubo una investigación profunda que contara con pruebas de su participación en esa organización, o solo fueron indicios?
R.E.P.- Pues me acusaron de pertenecer a Sendero Luminoso, sin que existan pruebas de ello, nunca, jamás tuve participación en esa organización, pero era mi palabra contra la de la policía y lo que ellos decían era así y nadie podía contradecirlos; En la cárcel de qenqoro estuve hasta noviembre del año 1982, cuando me trasladan con otros presos en un búfalo de la FAP respondiendo esto al plan de concentración efectuada por el gobierno de Fernando Belaunde, es decir todos los que estábamos presos acusados de ser terroristas deberíamos ser trasladados a nivel nacional al penal de El Frontón. El 14 de noviembre llegué a la carceleta judicial y el 20 me llevan al penal, ingresando al pabellón Azul, previa golpiza… éramos 30 presos acusados de terrorismo y no solo nosotros fuimos victimas de abuso, también nuestros familiares. Sabe, organizaban planes de aniquilamiento en nuestro pabellón, primero aparecieron dos presos envenenados, luego dos con disparos de balas hechos por los guardias republicanos y diversos heridos… y eso no es imaginación como argumentaron en su defensa los implicados, todo lo que le digo consta en las fichas forenses y las denuncias hechas por presos y familiares; como denunciábamos todos estos abusos llegaron hasta el punto de recortarnos el agua durante seis meses, ¿sabe Ud. lo que eso significa para gente que vive en condiciones denigrantes?, sin embargo lo aguantamos, entonces pasaron a recortarnos la visita y hostigar a nuestros familiares, eso significaba recortar los alimentos que nos traían y que preparábamos nosotros mismos aunque sea solo camote y ají amarillo, porque los republicanos solo nos daban cebo con agua.                  
El 4 de Octubre de 1985 se suscita la matanza en Lurigancho donde mueren quemados 35 presos en el pabellón británico, como duró todo el día el asalto a ese penal, ya no tuvieron tiempo para ir al Frontón además de que la opinión pública estaba al tanto de lo que sucedía y no querían complicarse con otro asalto. Nunca cesaron los hostigamientos a nuestros familiares y lo peor fue que la Republicana permitió el ingreso de gente de inteligencia de la Marina, que cometieron torturas con los presos, incluso dos de ellos perdieron la vida y lo pasaron como que murieron en una reyerta.
INV.- ¿Estas torturas que manifiesta fueron denunciados ante las autoridades e instancias respectivas, existe prueba de ello?
R.E.P.- Mucho más que pruebas de hostigamiento, abusos y torturas, existe fichas forenses de los muertos, por todo esto presentamos denuncias, Habeas Corpus; sin embargo, estas nunca fueron aceptadas, al contrario argumentaban que solo eran para llamar la atención.
INV.- ¿Cómo ocurre la incursión de la Marina en El Frontón?
R.E.P.- Pues verá Ud. los días 18 y 19 de junio de 1986, justo cuando se efectuaba un congreso en Lima de la Internacional Socialista, los presos del pabellón azul buscaban el cese de las torturas, amenazas y una investigación con respecto a la masacre de Lurigancho, porque se conoció que la Internacional se había comprometido con Alan García para intervenir los tres penales, Santa Bárbara, Frontón y Lurigancho, en una lucha conjunta por la defensa de la vida de los presos políticos, ya con el antecedente del 85 y la negativa de las autoridades, los presos del pabellón azul con la finalidad de ser escuchados, tomamos 3 republicanos de rehenes y nos encierramos todo el medio día, hasta que llegó la Comisión de Paz, que con un megáfono trataban de disuadir los reclamos y pedían que nos rindamos; todos estábamos en el interior del pabellón, pero a pesar de la seguridad logramos entregar un documento con once puntos y solicitamos la presencia de abogados y periodistas como veedores de las negociaciones. Pero mientras nos mantenían entretenidos con las negociaciones, la Marina de Guerra estaba trayendo en helicópteros tropas que las bajaban en medio del cerro, en la canchita de futbol, y bajaban los oficiales camuflados con chalecos antibalas y luego los de la FOES, cuando ya habían terminado de bajar los de la Marina, la Comisión de Paz se retiró diciéndonos que analizarían nuestros reclamos y comprometiéndose en la defensa al derecho de vida; ahí nos dimos cuenta de lo que se nos venia encima. Tarde nuestra reacción, a las 5.30 p.m aproximadamente ya la Marina se encontraba dentro del penal, habían ingresado por los baños, algunos presos corrían desesperados buscando en vano ocultarse en algún lugar que lo proteja de las balas, otros se arrodillaban en las esquinas y lloraban como niños desvalidos, no falto uno por ahí que con gritos y lisuras quiso imponer dureza ante lo que se avecinaba; mientras que yo que me encontraba apostado en una ventana cuya visión daba a los baños, miraba atontado como los marinos preparaban y elevaban sus fall.                          Casi a las 6.00 p.m un compañero conocido como Tulich Morales apretaba sus manos en los barrotes de las ventanas mientras gritaba desesperado pidiendo que no nos mataran… fue el primero en caer con los primeros disparos, ocho balas le cercenaron la mano y le quitaron los gritos de auxilio de su boca, a pocos metros calló otro preso, no sabíamos donde correr, tratábamos de protegernos con lo que podíamos y detrás de las paredes, así siguieron los disparos hasta las 8.00 p.m. no se como nadie se alocó con la desesperación, cuando pensamos que los disparos habían cesado un ruido fuerte nos hizo saltar en simultáneo porque vimos como voló la parte posterior del pabellón abriéndose un boquete que permitió que el segundo piso se viniera abajo aplastando cuatro presos, y los que cayeron del piso de arriba con la explosión, unos se metieron abajo y otros salvaron la rampa hecha con el techo caído, los que quedaron arriba corrieron a los baños para protegerse, mientras los marinos se ponían en línea y empezaban a disparar, algunos presos defienden la parte del boquete lanzando restos de ladrillos, mientras que otros traían cilindros de agua y catres para bloquear la parte caída del techo; el pabellón parecía vacío y los marinos empezaron a rampear en su afán de tomarlo y para eso iluminaron el interior apuntando con sus fall, yo me encontraba escondido con otros cinco detrás de una pared, pudimos ver a Mantilla parado en el tanque de agua, protegido con un chaleco antibalas de color mostaza, cafarena color ocre y su casco color de chaleco; pero no solo lo vi yo, también lo vieron los demás presos porque empezaron a gritar que ahí esta Mantilla (Agustín) y lo insultaban, llamándolo “asesino”. A las 10.00 p.m los marinos impotentes de no poder tomar el pabellón lanzaron gases hacia el segundo piso donde estaban los presos en los baños y la cocina, todo se lleno de gas y aprovecharon los de la Marina para subir por la rampa y apostarse en espera que los compañeros salgan a retomar el pabellón una vez disipado el gas; cuando salen de los baños y la cocina los esperaba una ráfaga de balas donde caen 7, los demás prefieren retroceder y quedarse ahí; luego la Marina baja la rampa para seguir atacando el primer piso, donde nuestros compañeros muertos nos sirvieron de escudos, no se cuantos murieron solo los veía regados en el piso, unos con la cabeza reventada y otros hasta desfigurados por la balas. A lo lejos entre disparo y disparo, las órdenes del jefe de esta acción, Luis Giampietri. Las paredes del pabellón azul fueron voladas con lanzacohetes y se hizo un boquete con la explosión donde mueren tres presos más, eso si los vi caer, porque entre ellos estaba mi coacusado Oscar Chullunqui Prada, con el cráneo destrozado en el lado derecho y por ese boquete meten un cañón y comienzan a disparar al techo de la cocina del segundo piso, donde ya estábamos hacinados la gran mayoría. La balacera fue hasta las 3.00  de la madrugada, hora en que hacen el relevo de Luis Giampietri a Vera Llona, en ese lapso siguen disparando con el cañón y logran hacer un forado en el techo, la desesperación hizo que abriéramos un boquete por la pared de la cocina que da al pasadizo, pero antes que logremos pasar al otro lado un disparo de cañón entro y mato a ocho, yo y otros presos solo nos tiramos al suelo, después quisimos pasar, pero el cuerpo destrozado de un joven puneño de solo 17 años, se da cuenta Ud. solo tenía 17 años y estaba preso por que dicen era terrorista, impedía el ingreso por el boquete por lo que lo jalamos para poder entrar, al no conseguirlo un grupo de quince presos aproximadamente intentaron retomar la cocina pero se encontraron en la puerta con las balas asesinas que los mató a mansalva. Para ese momento ya habían cercado todo el pabellón azul y disparaban a matar hacia la cocina donde nos replegamos casi todos.
INV.- En todo momento de la balacera estuvo presente Agustín Mantilla y Luis Giampietri?
R.E.P.- Claro, a Mantilla no solo lo vi yo, lo vieron todos los presos, protegido con chaleco y escoltado por algunos marinos en el tanque de agua y a Giampietri también, luego le narro como.
Las horas se nos hacían interminables, cada disparo era un segundo menos de vida que nos quedaba y también un preso menos. Entre las 6.00 y 11.00 de la mañana, como consigna de culminación y bajo la órdenes de recuperar el principio de autoridad en el penal a como de lugar y sin importar las consecuencias, los FOES se subieron al techo e hicieron un forado, para lanzar a mansalva granadas, eso fue lo último, unos murieron y otros caímos heridos, yo tenia la pantorrilla derecha completamente destrozada, luxaciones en los brazos y golpes fuertes en mi cuerpo, como pude me quite el pasador de mi zapato y me hice un torniquete para parar la hemorragia, las granadas unas tras otras seguían invadiendo el pabellón, pero también unos y otros seguían cayendo destrozados, yo me cobije debajo de mis compañeros muertos y así rampé hasta buscar un lugar donde protegerme, una granada explotó en la puerta y las esquirlas se incrustaron en mi espalda mientras que a otro compañero una madera grande se incrustó en su pulmón, el dolor era insoportable pero no quería gritar para evitar que me escucharan y me dispararan, luego se me nubló la visión, me senté y perdí el conocimiento. Cuando desperté ya era casi la 1.00 de la tarde, porque otro preso llamado Nelson me echó agua desesperadamente, me sentía débil había perdido sangre a pesar de estar con torniquete, tenia sed y el compañero me ayudo a beber agua, me dijo que algunos habían logrado salvarse y que estaban echando agua a todos los cadáveres para que no fueran quemados, porque los compañeros del primer piso habían sido rematados; a los pocos minutos apareció el delegado del pabellón, era un trujillano que estaba buscando sobrevivientes, me dijo que saldríamos directo a enfermería y le dijo a Nelson que me ayude. No sabe, salimos por encima de los cadáveres destrozados, se me hizo difícil pasar el boquete del primer piso, por lo que empecé a arrastrarme siendo visto por un soldado, que me ordenó echarme de bruces, pero no podía por las esquirlas de la espalda, acercándose otro oficial que me puso el pié en el pecho obligándome a obedecer en medio de gritos de dolor y punzadas en la espalda, me voltee de costado y el oficial me cogió por los cabellos y me levantó la cabeza mirándome y diciendo “se nos adelantaron porque este trabajo era para nosotros” todos los que logramos sobrevivir del segundo piso salimos, menos el trujillano que después apareció decapitado y sin corazón.
Mientras salíamos éramos apuntados y uno fue rematado porque intentó correr hacia el medio del patio, nos arrastramos hasta la pared de prevención y los marinos empezaron a separar a los presos que iba señalando un “soplón” y llevados atrás del pabellón, hacia los unipersonales que daba a la playa donde fueron asesinados de cinco en cinco.
Yo también fui desvestido y casi iba a ser asesinado, pero el “soplón” que estaba con pasamontañas se retractó y dijo “no jefe, el no es” y así como yo a los 37 que no fuimos ajusticiados nos trasladaron a prevención, aislándonos, prohibiéndonos las visitas y las entrevistas de los abogados, de la mentirosa Comisión de Paz, menos de la prensa; todos los que sobrevivimos fuimos victimas de torturas, unos cortados sus dedos, otros pasados con corrientes en las fosas nasales, yo fui hincado con un cuchillo en los genitales, aún tengo las huellas, mientras me retorcía en el suelo por el dolor en mis genitales apareció Luis Giampietri y como me encontraba a un costado de la puerta, este empezó a patearme en la cara y en la cabeza, al ver mi espalda ensangrentada por las esquirlas también me propinó patadas en la zona, cansado de patearme me cogió de los cabellos y me golpeó la cabeza en las puerta que era de fierro preguntándome mi nombre, ante cada grito mío era una chancada en la puerta… no lo puedo olvidar, su rostro es inolvidable, como también lo es los cuerpos destrozados y mutilados de los presos del pabellón azul, la desesperación de todos por salvar sus vidas ante las feroces abatidas de los marinos, que nos tenían cercados en el interior del pabellón. 
"su rostro es inolvidable, como lo son los gritos de las demás víctimas", sostiene Echarry.


Si Giampietri no ordenó rematarnos en prevención era porque gente del INPE y algunos familiares declararon que había sobrevivientes y porque no tenían pruebas de que todos eran terroristas. Nunca fui terrorista, la Comisión de la Verdad y Reconciliación me dio la razón, hoy estoy lejos de mi país de mi familia solo y protegiendo mi vida ante un testimonio que debelara la responsabilidad de quien hoy es el gran vicepresidente del Perú. 
Consternados y sorprendidos ante el testimonio de Rolando Echarry, no encuentro frases para concluir este artículo, ni mucho menos para calificar los hechos producidos, por lo tanto amigo lector que el Perú entero y la justicia divina juzgue y castigue a los responsables, no podemos exigir se cumpla con las leyes de la justicia peruana, cuando la tomamos con nuestras propias manos.

http://www.perupesquero.com/noticias.php?id=109
http://www.diariolaprimeraperu.com/online/informe-especial/la-verdad-oculta-sobre-el-caso-el-fronton_44279.html

http://www.diariolaprimeraperu.com/online/informe-especial/giampietri-y-mantilla-dirigieron-la-matanza_44278.html 

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