lunes, 2 de mayo de 2011

PANICO SE APODERA DEL SICARIO DE LA COCA NOSTRA

"Polaco" hoy hace lo que nunca... orar

Por: Marilú Gambini Lostaunau

“Las huestes del narcotráfico capturaron la política y se enquistaron dentro del Estado peruano; hoy, somos un gran narcoestado a merced de grandísimos narcopolíticos, protegidos legalmente por la narcojusticia y resguardados por narcosicarios
Creyó tener el mundo en sus manos, se consideró poderoso por acompañarse de cuatro rufianes con quienes ejecutaba sus crímenes, se creía intocable, invencible, su pose de “matón” infundía pánico  apenas se le veía vislumbrar en la puerta de los penales, su sola presencia era un llamado silente a la muerte, su condición de brazo derecho del narcolider le daba autoridad para presionar, amenazar, secuestrar y hasta dirigir un asesinato si no se retractaban en acusar al “lunarejo”. Hoy, todo ese poderío, sus aires de matón y miradas asesinas, se le acabaron el día que ordenaron su internamiento en un penal de Iquitos por delito de Tráfico Ilícito de Drogas, su mirada se iba apagando ante el temor de un disparo silencioso, los nervios hacían  y siguen haciendo presa de su cerebro al extremo de perder el equilibrio ante una inesperada llegada de siniestros “miembros” del INPE; “tengo miedo, no puedo evitarlo”, dice ahora con voz temerosa , que en nada se compara con la que años antes exclamaba a sus eventuales víctimas “o cambias tu versión contra Zevallos, o eres hombre muerto”
El hoy amenazado de muerte, el potencial sicario, no es otro más que el famoso lugarteniente de Zevallos, a quien todos identificaban como “polaco” el matón a sueldo Jorge Chávez Montoya, el mismo que se encargó de presionar, amenazar y después ordenar silenciar al agente de la DEA José María Aguilar Ruiz “shushupe”, en el interior del Penal de Pucallpa el 1 de febrero del 2005, con la complicidad de malos agentes de seguridad y del criminal Jaime Grandez Pinchi, por haber “tirado dedo” al narco “lunarejo”. El bravucón que con total sangre fría “le anunció”  su muerte al otro sicario Jesús Flores Matías, “shuco”, acribillado el 13 de agosto del 2005 ante la mirada villanezca de su otrora compañero de fechoría Mori Soto, por haber “dateado” que Zevallos ordenó el crimen de Leonardo Gonzales Álvarez. El tipo que siniestramente planeo el asesinato de la jueza María Rosario Hernández y ordenó su ejecución frustrada, al facineroso José Angel Mori Soto “shevaco”, quién por “soplón” terminó acribillado el 23 de enero del 2008 cuando se dirigía a un juicio por drogas en el penal San Jorge. El camorrista que intentó en tres oportunidades se cumpla la orden de “desaparecer” al agente de la DEA Oscar Benites Linares “caputo” por contar la “historia oculta” del llamado jefe del narcotráfico en la selva peruana.
Polaco, nunca pensó que sus negociados con Zevallos llegarían a su final, le fue leal por muchos años, desde que entraron y salieron de la Fuerza Aérea y se acrecentó mucho más cuando Chávez Montoya ya como policía de la ex –Guardia Civil, lo ayudo a librar un encierro de largo tiempo luego de una incautación de aproximadamente 10 kg. de pasta básica. Ya como traficante y acostumbrado a librarla en Colombia y Perú, pensó que sería lo mismo en EEUU, sin embargo las autoridades del FBI de Florida lo acusó de Tráfico Ilícito de Drogas, en 1995 basado en la información proporcionada por la DEA, informe que se convirtió en su “sentencia”  y que diez años después promovería su internamiento en un penal de la selva peruana.
Una información confidencial, nos detalla que fuentes de inteligencia policial habrían establecido que “polaco” tendría sus días contados, ya que al haberse acogido a la colaboración eficaz, gente del entorno de su mafioso ex –jefe “lunarejo” tendrían planeado eliminarlo por hacer declaraciones precisas que comprometen más la responsabilidad de Zevallos en el narcotráfico internacional. Según nuestras fuentes, refieren que las informaciones recabadas de algunos “colaboradores” en Iquitos, se ha obtenido datos referentes a que foráneos en coordinaciones con gente del INPE y del Poder Judicial, habrían llegado a esa ciudad para indagar sobre las actividades cotidianas, de Chávez Montoya en el interior del penal, con la finalidad de promover su traslado a la ciudad de Lima, para en el trayecto atentar contra su vida, como represalia de su testimonio en el proceso que se le sigue a Zevallos por Lavado de Activos, iniciándose con un “reglaje” a sus visitas para intimidarlas. “Polaco” pretende aparecer como “la víctima” del crimen organizado; suplica por su vida, pide un juicio justo, exige garantías para su integridad física ante el temor de ser acribillado como “shushupe” por un angustiado preso como Jaime Grandez, a quien precisamente “pagó” para eliminar al ex –agente de la DEA. Hoy vive en carne propia lo que le hizo vivir a José María Aguilar Ruiz, el mismo que en las comisiones investigadoras del Congreso de la República suplicaba protección ante una inminente muerte y ante unos indiferentes Padres de la Patria. aquí extractos de lo que manifestó ante la Comisión Herrera el 07 de febrero del 2003. “Pero, señor Presidente, quién va a garantizar por mí de todo lo que yo tengo o lo que sé, lo que se hizo, porque la delincuencia en nuestro país, especialmente el narcotráfico, está tremendamente manejado a grandes niveles. Esa es la verdad. No tengo temor de decirlo, porque yo vivo amenazado, señor Presidente. En cualquier momento mi vida se terminará. Pero quiero dejar presente que mi colaboración por mi Patria no tiene precio, yo seguiré adelante ante todas las amenazas. El papel que le hice llegar donde el fiscal me opina cadena perpetua, me hizo llegar el representante de un empresario, ni siquiera yo lo pude conseguir por intermedio de mi abogado. Entonces, dónde estamos, señor Presidente. Ese papel me lo hizo llegar hace tres días el ciudadano Jorge Chávez Montoya, conocido como “Polaco” Y el día de ayer, señor Presidente, he tenido que firmar, cómo me dijo que es, he hecho un papel el día de ayer de puño y letra en el penal de Pucallpa, en el transcurso de la mañana, acosado por las circunstancias que le mencioné, señor Presidente. No tengo a dónde recurrir, no tengo quién me apoye. Y ya no doy más, señor Presidente. Esto lo puede corroborar el subdirector, por ejemplo, del Penal que se encuentra en este momento, aquí el custodio de Pucallpa, constantemente vengo recibiendo visitas de estas personas, él me llevó este documento, y me dijo: que yo tengo que hacer un documento donde diga que el dueño de la compañía Aerocontinente, el señor Fernando Zevallos González, que yo nunca he sabido de su movimiento con el narcotráfico, de sus vínculos con el narcotráfico, que nunca lo he conocido, y que si yo no hago ese documento este va a ser mi condena. Y que si yo lo hago, mi situación jurídica va a cambiar. Me vi en la obligación, el día de ayer a las diez de la mañana le entregue un papel firmado, escrito por mí de puño y letra y firmado por mí, señor Presidente. Estas cosas está pasando para evitar muchas investigaciones”.
Y el señor presidente Ernesto Herrera, como los demás insensibles integrantes de la famosa megacomisión que investigaba los actos de corrupción de la década de Fujimori, nada hicieron para garantizar la vida de quien les “ilustró” sobre el mercado negro de la droga en el Perú; apareció acribillado en el mismo interior del penal de Pucallpa a manos de un preso, pagado por el hoy “llorón” Chávez Montoya.
Quizá las imágenes de “shushupe” y la de “shuco” acribillados que emitieron los medios de comunicación hoy sea más activa en la mente de “polaco”, visión razonable, que lo tiene temblando las piernas y haciendo lo que nunca jamás se le pasó por la mente, orar
Finalmente, la odisea que aprendió a vivir Oscar Benites Linares, en el penal de piedras gordas con la constante de aparecer “frio” en cualquier momento por manos extrañas, el sinsabor de la llamada justicia que se aplica a quienes saben que su verdad se traerá abajo el narcoestado peruano, parece que le ha dado más fuerza para seguir bregando en su lucha contra “las huestes de la cocanostra” y ese  coraje y valentía es un aliciente para quienes tenemos las agallas de al menos intentar cortar los tentáculos del pulpo narcocorruptivo que tiene atrapado al país. 

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